Lo sucedido durante la reciente tormenta, cuando grupos de jóvenes salieron a realizar teteos en plena advertencia del COE, no puede verse como un simple chiste ni dejarse en el olvido. Hoy no nos lamentamos por pura suerte o milagro, pero imaginemos si ese fenómeno hubiese alcanzado categoría de huracán mientras se encontraba cerca de nuestras costas.
El irrespeto a las autoridades, la burla hacia los organismos que trabajan para preservar vidas y la actitud desafiante de muchos jóvenes reflejan un preocupante estilo de vida egocéntrico que puede terminar autodestruyéndolos.
Es momento de que las escuelas, las familias y las instituciones sociales asuman un rol activo en la reeducación de nuestra juventud, fomentando el respeto, la prevención y la conciencia ciudadana.
Porque educar en valores no es tarea pasada de moda, es la única forma de asegurar que la próxima tormenta no nos encuentre bailando en medio del peligro, sino actuando con responsabilidad y sentido común.

No hay comentarios:
Publicar un comentario