Corría el año 1964 y Estados Unidos y Rusia se enfrentaban en una intensa Guerra Fría, particularmente en su veta espacial que a esa altura conformaba una carrera que estaba inicialmente ganada por los soviéticos con dos importantes hitos: el lanzamiento del primer satélite artificial Sputnik-1, el 4 de octubre de 1957 y el primer hombre en orbitar la Tierra con el cosmonauta Yuri Gagarin a bordo de la cápsula Vostok 1 el 12 de abril de 1961.
Volviendo a 1964, Estados Unidos se preparaba para enviar al espacio en septiembre de ese año el satélite Observatorio Geofísico Orbital 1 (OGO 1), que fue el primero de una serie de seis aparatos de observación terrestre lanzados por la NASA en la década de 1960.
La nave espacial OGO-1 sirvió para estudiar el entorno magnético de la Tierra y cómo nuestro planeta interactúa con el Sol. El satélite recopiló datos hasta 1969 y luego fue oficialmente dado de baja en 1971. Desde entonces ha estado haciendo zoom silenciosamente alrededor de la Tierra en una órbita altamente elíptica de dos días. Pero gracias a datos aportados por astrónomos aficionados y corroborados por la NASA, se confirmó que el longevo satélite de 56 años ya tiene las horas contadas.
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