Las declaraciones del presidente del Colegio Médico Dominicano (CMD), en las que afirma que no debe retirarse el carné profesional a médicos involucrados en el escándalo que sacude al Seguro Nacional de Salud (Senasa), han generado fuertes cuestionamientos en distintos sectores de la sociedad.
Aunque el gremialista alega que el carné del CMD es solo un documento de identificación y no una licencia para ejercer, críticos consideran que la postura del Colegio envía un mensaje de permisividad frente a señalamientos graves que afectan la credibilidad del sistema de salud y el uso de fondos públicos.
Diversas voces entienden que, aun respetando el debido proceso, el CMD debió asumir una posición más firme en el plano ético, aplicando sanciones internas preventivas mientras avanzan las investigaciones oficiales. Señalan que la autorregulación gremial es clave para preservar la confianza ciudadana, especialmente cuando se trata de recursos destinados a la atención de los más vulnerables.
Asimismo, se cuestiona que el Colegio Médico se limite a argumentos legales, evadiendo el debate moral que implica la posible participación de profesionales de la salud en prácticas irregulares que, de comprobarse, constituirían un atentado contra el sistema de seguridad social.
Para sectores de la opinión pública, el problema no radica únicamente en retirar o no un carné, sino en la falta de señales claras de cero tolerancia frente a actos que lesionan la ética médica y afectan directamente a los pacientes.
Mientras las autoridades continúan las investigaciones sobre el caso Senasa, crece la expectativa de que tanto los organismos del Estado como el propio Colegio Médico asuman una postura más contundente, que priorice la transparencia, la rendición de cuentas y el interés colectivo por encima de la defensa corporativa.
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