Comentario
Por Frank Sánchez / Mirador Web
El hallazgo sin vida del señor Modesto Marmolejos del Rosario (Kiko), en el canal Ulises Francisco Espaillat del sector Cienfuegos, ha causado gran consternación.
Lo más inquietante del caso es que, antes del hallazgo, su esposa Yohanny Diloné recibió en la puerta de su residencia un sobre con dinero, el celular y la cédula de su esposo, además de una nota que le indicaba usar el dinero “para comprar la caja de muerto” y el lugar donde encontrar el cuerpo.
Este detalle poco común hace pensar que el crimen no fue un acto de delincuencia común, sino que tuvo una fuerte carga emocional. Quien cometió el hecho mostró remordimiento o apego, al facilitarle a la esposa los medios para sepultar a su pareja.
Esa conducta sugiere que podría tratarse de alguien del entorno cercano, quizás movido por celos, resentimiento o incluso sentimientos hacia la propia esposa, viendo a la víctima como un obstáculo.
Otro elemento que no debe pasar desapercibido es que, ahora que la mujer ha quedado sola, es posible que el autor del hecho vuelva a mostrarse preocupado por su bienestar o por temas económicos, como el pago de la vivienda o su manutención.
Si esto ocurre, las autoridades deberían prestar atención a esa persona, pues podría tratarse del mismo individuo que decidió apartar al esposo para ocupar su lugar.
El caso de Kiko no solo es un crimen, sino una historia que podría esconder una pasión mal dirigida, disfrazada de compasión.
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