Nota : Por Frank Sánchez
CAYETANO GERMOSÉN, PROVINCIA ESPAILLAT. Un reconocido profesor perdió la vida tras sufrir un infarto mientras impartía docencia en la mañana de este lunes. El fallecido fue identificado como Hamlert Ureña, residente en la comunidad de La Penda.
La noticia estremece no solo por la pérdida de un educador comprometido, sino también porque se suma a una alarmante ola de fallecimientos por infarto que se vienen registrando en el país. Y sin embargo, llama la atención el silencio de las autoridades de salud pública, así como el mutismo de organismos internacionales como la OMS.
¿Cómo es posible que ante tantos casos de muertes súbitas no se activen campañas preventivas, no se ordenen estudios epidemiológicos ni se emprendan investigaciones independientes? ¿Por qué seguimos, como sociedad, asumiendo estas tragedias con resignación, como si fueran destino ineludible?
Mientras los infartos cobran más vidas, los dominicanos que aún sobrevivimos mantenemos un optimismo ingenuo, como quien cree que la tormenta no tocará su puerta. Y en ese silencio pasivo, el país se va quedando sin hijos, sin maestros, sin profesionales, sin luchadores... dejando espacio vacío que otros ocupan como si fuese parte de un plan silenciosamente orquestado.
Es hora de despertar, de hacer preguntas, de exigir respuestas. La vida de cada dominicano cuenta. Cada fallecimiento merece una explicación, una prevención, una voz que hable en nombre de quienes no pudieron más.
Si no levantamos la voz hoy, ¿cuántos más deberán caer mañana?

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