El senador Omar Fernández denunció que en el país hay más de 700 mil tarjetas de ayuda social de más, ya que el Ministerio de Economía reporta unos 707 mil hogares pobres, mientras Supérate beneficia a más de 1.3 millones de familias.
Fernández pide revisar el programa para evitar subsidios a quienes no califican y así ahorrar más de RD$13 mil millones al Estado.
Las autoridades aún no han aclarado cuántas tarjetas están realmente activas ni si existen duplicidades en los registros.
🧾 Editorial Mirador Web
Por Frank Sánchez 🧐
Exceso de tarjetas sociales: un mal que huele a despilfarro y fomenta el parasitismo
La reciente denuncia del senador Omar Fernández, sobre la existencia de más de 700 mil tarjetas sociales de más en relación con la cantidad de hogares pobres registrados en el país, pone nuevamente sobre la mesa una verdad incómoda: los subsidios mal administrados terminan alimentando la corrupción y el parasitismo social.
Según los datos oficiales, el Ministerio de Economía reporta unos 707 mil hogares pobres, pero el programa Supérate está beneficiando a más de 1.3 millones de familias. Si las cifras son correctas, estaríamos ante un exceso que representa más de RD$13 mil millones de recursos públicos que podrían estar yendo a manos de personas que no califican.
No se trata de negar la ayuda a quien verdaderamente la necesita, sino de garantizar justicia en su distribución. Cada peso entregado sin criterio o por favoritismo político, es un peso que se le quita al dominicano honesto que sí pasa hambre, que sí está desempleado, o que lucha por educar a sus hijos.
El asistencialismo sin control crea dependencia y clientelismo, erosiona la dignidad del trabajo y desnaturaliza el propósito solidario del Estado. En lugar de sacar a la gente de la pobreza, la mantiene cómoda dentro de ella, esperando el próximo depósito.
Urge una revisión profunda del programa Supérate, para depurar los registros, eliminar duplicidades y garantizar que cada tarjeta esté en manos de quien realmente la necesita. Solo así se podrá hablar de un sistema de ayuda social justo, transparente y eficiente.
Porque la verdadera política social no es la que mantiene, sino la que libera.

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