Por Frank Sánchez
En esta Semana Santa quedó en evidencia un problema que lleva tiempo afectando el trabajo de la prensa y el derecho ciudadano a estar informado: la falta de voceros disponibles en instituciones clave como el Cuerpo de Bomberos, la Defensa Civil y el Hospital Regional Antonio Musa.No es que no hay sino que se esconden como la tortuga y solo sacan cabeza cuando visita la institución un equipo de prensa de poderosos medios televisivos nacionales,a los del patio sino son canchanchan del relacionista,se le esconden .
Mientras los organismos de socorro hacían su trabajo en playas, carreteras y centros médicos, los periodistas de medios emergentes de la nueva era como este digital encontramos una barrera frustrante: nadie autorizado para ofrecer una declaración. Si el relacionista público no estaba o no quería hablar, simplemente no había información. Y eso, en plena cobertura de un operativo especial, es inaceptable.
Un servidor estuve en limbo en el hospital regional, esperando alguien que diera la cara y no apareció el supuesto relacionista.en playa el faro , había decenas de bomberos,pero ninguno quiso hablar, alegando que tenía que ser el relacionista, pero que no estaba ,y ni lo llamaban ni nada.
No se trata de romper protocolos. Se trata de sentido común. En momentos de gran movilidad y riesgos, la población necesita saber qué está pasando. ¿Cuántos heridos? ¿Qué emergencias se han atendido? ¿Cómo está operando el hospital? Esa información salva vidas y combate rumores.
Por eso es urgente que cada institución tenga un suplente del vocero oficial en estos operativos. Alguien capacitado para responder con datos verificados, que no esconda la información ni diga "no puedo hablar".
Sugiero que si el vocero se ausenta ,pueda dejar datos específicos escritos a un suplente para que solo responda estrictamente lo que surgió hasta el momento en que se ausentó y que ante una pregunta de la que no tenga respuesta,solo exprese que no está autorizado para responder esa pregunta.
También es hora de que se designe personal de enlace con la prensa en puntos estratégicos como playas y hospitales, al menos en fechas clave como Semana Santa, Navidad y ante desastres naturales.
La prensa no es el enemigo. Es un aliado en la prevención y la educación ciudadana. Negarle el acceso a información básica solo crea desconfianza, rumores y desinformación.
Instituciones públicas, tomen nota: en comunicación, el silencio no protege… el silencio complica.
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