“Vendí hasta gasolina para levantar a mi hijo”
Los sacrificios de una madre siempre encuentran su recompensa, y Carmen González es un ejemplo conmovedor de perseverancia y amor incondicional. Su historia, llena de lucha y esperanza, culminó el pasado miércoles en una escena cargada de emociones: su hijo, Josuar De Jesús González, firmó un contrato por 3 millones de dólares con los Gigantes de San Francisco. Ese momento no solo marcó el inicio de la carrera profesional del joven prospecto, sino también el reconocimiento de años de sacrificio incansable por parte de su madre.
Desde temprana edad, Carmen asumió el rol de madre y padre para sostener a sus tres hijos. Separada de su pareja cuando el más pequeño tenía apenas dos años, luchó por sacar a su familia adelante en circunstancias que a menudo parecían insuperables. Para proveer lo necesario, incluso llegó a vender gasolina de manera improvisada, sentada bajo el abrasador sol de las polvorientas carreteras del Batey Ozama, en San Pedro de Macorís. Desde una simple mesita ofrecía carburante en botellas y galones a los conductores, enfrentando todo tipo de adversidades durante meses.
“Lo hacía porque no tenía trabajo y había que conseguir el sustento. Jamás hice algo mal hecho, pero sabía que no podía fallarles a mis hijos”, recuerda con la voz entrecortada.
Carmen también incursionó en la venta de perfumes, maquillaje, ropa y pacas, todo para garantizar que Josuar tuviera los útiles necesarios para avanzar como pelotero. Su compromiso inquebrantable era respaldado por su madre, Carmen Ramona Paulino, quien ayudaba a cuidar a los niños mientras ella trabajaba. Sin embargo, cuando su madre falleció en el año 2020 se mudaron a San Cristóbal.
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