La elección entre agua purificada y agua mineralizada depende de tus necesidades de salud, estilo de vida y preferencias. Ambas son seguras para beber, pero tienen características y beneficios distintos.
1. Agua purificada
Es agua tratada para eliminar impurezas como bacterias, virus, minerales, químicos y contaminantes. Puede venir de diferentes fuentes y pasa por procesos como ósmosis inversa, destilación o filtración.
Beneficios:
Ideal si vives en zonas con agua potable poco confiable.
Baja en sodio, apta para quienes necesitan limitar su consumo de este mineral (como personas hipertensas).
Sin sabor pronunciado, adecuada para uso diario y cocinar.
Limitaciones:
Al eliminar minerales junto con las impurezas, puede carecer de nutrientes esenciales como calcio o magnesio, especialmente si dependes exclusivamente de esta agua para la hidratación
2. Agua mineralizada
Contiene minerales naturales (o añadidos artificialmente) como calcio, magnesio, potasio y bicarbonatos, que son beneficiosos para la salud. Puede ser agua de manantial o agua purificada a la que se le agregan minerales.
Beneficios:
Aporta minerales esenciales que el cuerpo necesita para funciones como mantener huesos fuertes, equilibrar electrolitos y prevenir la fatiga.
Algunos estudios sugieren que el magnesio y el calcio en el agua mineral pueden ayudar a la salud cardíaca y ósea.
Su sabor es más "fresco" o robusto, dependiendo de la cantidad de minerales.
Limitaciones:
Puede tener un contenido más alto de sodio, no recomendable para personas con dietas restringidas en este mineral.
Es más cara que el agua purificada en algunos casos.
¿Cuál es mejor?
Depende de tu situación:
Agua mineralizada:
Mejor para personas activas o atletas que pierden electrolitos por sudor.
Beneficiosa si tu dieta carece de minerales esenciales.
Útil para prevenir deshidratación en zonas cálidas o climas secos.
Agua purificada:
Más adecuada si tienes acceso limitado a agua potable limpia.
Ideal para personas con restricciones de minerales como sodio.
Conclusión:
Si llevas una dieta equilibrada y obtienes suficientes minerales de los alimentos, el agua purificada es una buena opción. Si necesitas un complemento mineral o buscas agua con mayor valor nutricional, elige agua mineralizada.
Cómo mineralizar el agua purificada :
Para mineralizar un botellón de agua purificada (generalmente de 5 galones o 18.9 litros) con sal del Himalaya, se recomienda añadir una cantidad moderada que no sobrepase las necesidades diarias de sodio y otros minerales. Una guía básica sería:
Cantidad sugerida:
Añade de 1/4 a 1/2 cucharadita de sal del Himalaya (alrededor de 1-3 gramos) por botellón de 5 galones.
Esta cantidad aportará trazas de minerales esenciales sin exceder los niveles de sal aceptables.
Razones de esta dosificación:
1. Aporte moderado de sodio: La sal del Himalaya contiene principalmente cloruro de sodio, pero en menor proporción que la sal de mesa común, además de trazas de minerales como calcio, magnesio y potasio.
2. Evitar exceso de sodio: Consumiendo esta dosis, no te acercas al límite diario recomendado de sodio, que es aproximadamente 2300 mg por día para adultos.
Pasos para hacerlo:
1. Disuelve la cantidad seleccionada de sal en una pequeña cantidad de agua caliente para que se mezcle mejor.
2. Agrega esta mezcla al botellón de agua y agita bien para distribuir los minerales.
Nota importante:
El agua mineralizada de esta forma tiene un efecto sutil, ya que no alcanzará las concentraciones de minerales que se encuentran en aguas minerales embotelladas comerciales. Si necesitas un agua más rica en minerales por razones médicas o de rendimiento, considera complementos como sales específicas para rehidratación o agua
naturalmente rica en minerales.
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