Llamado a los organismos de derechos humanos y reflexión sobre su papel en la sociedad.
El trágico asesinato del sargento mayor Eddy Calcaño Castillo, un valiente agente del DICRIM que ofrendó su vida para proteger a una ciudadana en medio de un atraco, debería ser un momento para la reflexión no solo de las autoridades, sino también de los organismos de derechos humanos. En lugar de asumir una postura de enfrentamiento hacia instituciones que trabajan incansablemente para garantizar un clima de paz y mantener la delincuencia bajo control, los directivos de derechos humanos deberían unificarse a favor del bienestar colectivo.
Su labor podría orientarse hacia la sensibilización social, impulsando campañas de concienciación y llamados a los delincuentes a reflexionar y cambiar su accionar. Es imperativo fomentar iniciativas que promuevan un espíritu de amor al prójimo, respeto a la patria y temor a Dios, valores fundamentales para la reinserción en la sociedad.
Proponemos que los organismos de derechos humanos inviertan en acciones constructivas como la realización de charlas dirigidas a personas inmersas en el delito que deseen cambiar de vida. También podrían colaborar facilitando internamientos en centros de rehabilitación como Hogares Crea para aquellos cuya actividad delictiva está relacionada con la adicción a las drogas. Este enfoque no solo ofrece una vía de esperanza para los afectados por los vicios, sino que también fortalece el tejido social al rescatar a ciudadanos que, de otro modo, estarían atrapados en un ciclo de criminalidad y autodestrucción.
Es hora de que estos organismos, conocidos por sus vehemencias en defensa de los derechos de los antisociales cuando son detenidos, actúen preventivamente en lugar de reactivamente. Sería más fructífero dedicar recursos y esfuerzos a prevenir tragedias como las de Baní, orientando a quienes aún pueden corregir su rumbo y reintegrarse positivamente a la sociedad.
Este llamado es también una exhortación a valorar el sacrificio diario de los agentes que exponen sus vidas para mantener la tranquilidad ciudadana, como lo hizo el sargento Calcaño Castillo. Que su memoria inspire un compromiso colectivo para trabajar en una convivencia pacífica, donde el respeto a los demás y la búsqueda del bienestar común sean la norma.
Nota escrita por el director de este medio al ver que nuestros lectores coincidían en preguntar sobre dónde están los directivos de derechos humanos ante estos casos.
Razonamos oportuno este razonamiento,al estar todavía anonadados con las declaraciones recientes del director de un organismo de supuestos derechos humanos quien arremetió contra la policía y el Dicrim pero nunca lo hemos visto salir al frente ante casos como este.
Att Frank Sánchez.
WhatsApp 809-901-5204
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