Santiago Andrés Vázquez Medina, un hombre de 41 años, ha dejado una estela de tristeza en San Pedro de Macorís tras ser víctima de un acto violento en la comunidad de Naime. Aquella noche, un disparo marcó el inicio de una tragedia irreparable. Fue llevado al Hospital Antonio Musa, donde los médicos lucharon por salvar su vida en la unidad de cuidados intensivos. Sin embargo, la gravedad de sus heridas terminó apagando su luz.
En medio del dolor, su vehículo, un Hyundai Sonata LF color gris, fue recuperado en el lugar de los hechos, revelando apenas un fragmento de esta historia todavía sin respuestas. Ahora, la investigación queda en manos de la policía y el Ministerio Público, en busca de justicia y explicaciones para un suceso que deja vacíos y preguntas en la comunidad.
Este caso, como tantos otros, resuena como un recordatorio sombrío de la fragilidad de la vida y el peso de cada ausencia.
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