Se trata de un polvo cálido que absorbe las partículas de agua en la atmósfera, lo que incide para que las nubes no puedan desarrollarse, haciendo que las posibilidades de lluvias sean escasas.
Pero no todo es negativo, el polvo impide que las ondas tropicales, que evolucionan a depresiones o tormentas, no encuentren condiciones apropiadas para desarrollarse, considerado esto como una parte positiva porque reduce la posibilidad de fenómenos atmosféricos.
De acuerdo al predictor de la Oficina Nacional de Meteorología, Tomás Vidal Rodríguez, en zonas con microclimas diversos, como Monte Plata, Elías Piñas, Santiago y otras zonas del Cibao en las que hay microclimas propios, se dan condiciones que pueden ocurrir chubascos, pero nunca aguaceros torrenciales, al igual que las tormentas eléctricas, que son escasas porque no se pueden desarrollar en altura.
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